CONSEJOS PARA LAS FAMILIAS QUE
PUEDEN CONTRIBUIR AL ROL EDUCATIVO CON LOS HIJOS E HIJAS.
La incorporación de la mujer al mundo del trabajo, el acceso masivo a
las nuevas tecnologías de la comunicación, adicciones, etc. hace que existan
problemáticas hasta ahora desconocidas. Por ese motivo, ahora es más importante
que nunca facilitar orientaciones a las familias que contribuyan a ese
importante y difícil rol de educar a nuestros hijos.
Pasar de más consecuencias con menos palabras, a más comunicación con menos
consecuencias es apropiado a medida que el niño entra en la adolescencia.
Si los niños
se hacen los sordos continuamente cuando se les pide algo no es porque sean
sordos. Se trata de una tendencia a desconectar hasta que el volumen de la voz
paterna llega a un punto crítico determinado en el que el niño sabe que la cosa
se está poniendo seria.
COMUNICACIÓN CON LOS HIJOS
Para acabar con este problema se requieren dos
ingredientes esenciales: los padres tienen que decir lo que piensan y pensar lo
que dicen. Es decir deben elegir sus palabras con cuidado y después apoyarlas
con acciones justas, consecuentes y con sentido. El niño aprenderá rápidamente
a escuchar la primera vez que se le pida algo. Para lograr esto es preciso:
Establecer
un contacto visual. Ya
que los niños se distraen con tanta facilidad, los padres deben asegurarse de
que el niño les mira cuando le están hablando. Este podría ser el factor más
importante para conseguir que el niño siga las instrucciones de sus padres o
simplemente para que escuche. Hay que enseñar lo que significa el contacto
visual. Enseñar con el juego de las miradas: Sentarse cara a cara a.
aproximadamente un metro de distancia y ver quién es el primero en desviar la
mirada. Cronometre al niño, indicándole cuánto tiempo aguantó la mirada. Si el
niño es muy tímido o se siente incómodo mirando directamente a los ojos de sus
padres, conviene enseñarle a mirar a la boca o a toda la cara.
Hay veces en las que es necesario usar el
contacto físico para conseguir la atención de un niño. En este caso, es
conveniente tocarle ligeramente el hombro o, si es necesario, orientarle hacia
sí colocándole las manos sobre el hombro y girando al niño suavemente. Hay que
usar esta técnica sólo como recurso e intentar eliminarla en seguida. En un
niño más mayor un mero rozamiento de hombro podría provocar una confrontación
inmediata en vez de conseguir que escuchara. Cuando el niño mira a sus padres
cuando éstos están hablando, es bueno elogiarle por ello y manifestarle
que se le agradece. Más adelante, se le puede elogiar por escuchar y por hacer
lo que se le pide sin demora.
Hablar
con voz sosegada y firme. Si siempre se habla al niño con voz severa o
se levanta la voz al pedirle algo, aprenderá a desconectar hasta que la voz de
sus padres alcance el volumen máximo. Si los padres se dan cuenta de que cada
vez levantan más la voz deben detenerse, respirar profundamente, restablecer el
contacto visual, hablar lentamente y con mucha claridad. Decir, «Carlos (con largas
pausas entre palabra y palabra, contacto visual)
quiero...que...recojas...tu...ropa. y...la...pongas...en...el...cesto...ahora».
Evitar
utilizar preguntas en lugar de afirmaciones. Si se le dice al niño, «¿Qué tal si recoges la
ropa?» no sería de extrañar que contestara, «¡Ahora no!». Si se le dice, «Ahora
podemos fregar los platos», le da lugar a decir «No, ahora no». Cuando no hay
ninguna duda sobre lo que se quiere que haga el niño hay que hacer afirmaciones
definitivas que le indiquen exactamente lo que tiene que hacer, cuándo, dónde y
como.
Utilizar frases sencillas. No se
deben usar palabras que el niño no comprenda. Hable clara y sencillamente. No
hable demasiado. Las instrucciones o explicaciones largas pueden hacer que el
niño pierda interés o se olvide de lo que se le dijo al principio. Los niños
tienen una capacidad limitada para recordar retahílas de información verbal. La
comunicación corta y simple con su consecuencia lógica será comprendida y
recordada infinitamente mejor que un largo discurso. En vez de extenderse sobre
la responsabilidad, el significado del dinero y la inflación mundial, es mejor
ofrecer al niño una elección clara: «O guardas la bicicleta ahora o no la verás
durante el fin de semana».
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